Varias investigaciones internacionales revelan que la mitad de los mayores toma uno o más fármacos que no son necesarios. Bien porque no tienen valor terapéutico suficiente, ya no son apropiados para su edad (por ejemplo, conservar la pastilla para el colesterol en una persona de 80 años incrementa la mortalidad), o en algún momento se los recetaron y no los han abandonado. Leocadio Rodríguez Mañas, jefe de Geriatría del Hospital de Getafe, se topó en la consulta con un hombre que llevaba tres años tomando antibióticos. “Y luego está lo que el paciente considera que no son medicamentos, como antiinflamatorios o tranquilizantes”, dice. 

“Hay que prescribir los fármacos que se necesiten”, añade José Antonio Serra, responsable de Geriatría del Hospital Gregorio Marañón de Madrid. Ramón Orueta, médico de familia, miembro del grupo de trabajo de utilización de fármacos de la SemFYC, como sus colegas, habla de adecuación terapéutica. “Cada especialista prescribe para la enfermedad que diagnostica”, dice el geriatra Serra, “sin tener en cuenta que el paciente padece otras dolencias y toma fármacos que pueden interaccionar. Y a mayor edad y más medicación, más riesgo”.

La polimedicación en mayores comporta riesgos bien estudiados por la ciencia: mayor probabilidad de episodios adversos (hasta un 88% de incremento del riesgo, estimándose que una de cada 10 urgencias se debe a efectos de los medicamentos (sobre todo si se toman anticoagulantes, diuréticos, anticonvulsivos, benzodiacepinas o remedios para la diabetes), interacciones entre fármacos, y entre estos y la enfermedad que se padece. Tomar un cóctel de medicinas puede causar reducción de la capacidad para realizar las tareas diarias, incontinencia urinaria y problemas de nutrición, mayor mortalidad, delirios, mareos o caídas, estos últimos agrupados bajo el nombre de síndrome geriátrico.

2. Carmen sigue muy abatida. No recupera el apetito. La hija le retira el parche de opiáceos y se lo sustituye por paracetamol (que ya tomaba) y nolotil.

El jefe de Farmacia del Hospital Clínico de Madrid, José Manuel Martínez Sesmero, dice: “Hay que preguntarse, ¿le aporta este medicamento algo al paciente?

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