El pueblo británico adora apostar. No hay acontecimiento, por anodino que sea, que no acabe convertido en un juego de posibilidades con dinero de por medio. Hasta el punto de que los medios se toman tan en serio las predicciones de las casas de apuestas como lo sondeos preelectorales. En Reino Unido existen cerca de 430.000 personas con un grave problema ludopatía, según la asociación GambleAware que combate esta enfermedad. Esta semana ha logrado una gran victoria. El 14 de abril, el Gobierno prohibirá el uso de tarjetas de crédito para apostar, también online, según ha anunciado la Comisión Nacional del Juego (CNJ). A partir de entonces solo se podrá jugar con tarjetas de débito y depósitos en efectivo (salvo a la lotería nacional). 

“Con esta prohibición intentamos reducir al mínimo el potencial daño que pueden sufrir los consumidores cuando apuestan con un dinero que en realidad no tienen”, ha declarado Neil McArthur, el director de la CNJ.

Como cebo para retener a sus clientes, las principales páginas de apuestas en Internet (PokerStars, Betfair, 888 o Bet365) permiten rellenar las bolsas de los usuarios con la línea de crédito de sus tarjetas. UKFinance, la auditora independiente que vigila al sector financiero británico, calcula en unas 800.000 las personas que usan habitualmente tarjetas de crédito para apostar. Un 22% de esas personas, es decir, unas 176.000, son ludópatas, según la CNJ. 

“Si desea operar en el mercado un modo seguro, la industria del juego tiene la responsabilidad de prevenir que el deseo ocasional de hacer una apuesta se convierta en un hábito peligroso. Por eso les pido que establezcan cuanto antes un plan detallado de acción para reducir el riesgo de graves ludopatías”, escribió la responsable de Salud Mental del Servicio Nacional de Salud (NHS, en sus siglas en inglés), Claire Murdoch, a la CNJ en los meses previos a que adoptara su decisión sobre las tarjetas de crédito.

A raíz del anuncio del Gobierno británico, en España, las asociaciones de consumidores y contra la ludopatía no han tardado en exigir al nuevo Ministerio de Consumo,

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