La realidad y sus millones de colores. Sabemos que no todos los animales vemos igual: de los delfines, las ballenas, los murciélagos o los hámsteres, que solo ven en blanco y negro, al águila (que puede ver unas ocho veces más que nosotros) o el buho (la mejor visión nocturna). Pero es que incluso entre los seres humanos hay diferencias.

No todos vemos el mismo número de colores. Podríamos decir que estadísticamente hablando hay una vista normal, una deficiente y una privilegiada. La gran mayoría de los hombres y mujeres son tricrómatas. Luego, en los extremos, hay un grupo con una vista menos rica, los dicrómatas, y otro con la mejor vista, los tetracrómatas.

Conos y bastones

Antes, para describir cómo de bien o mal ven todos ellos, sepamos cómo vemos los colores. Es gracias a los conos del ojo. Son células fotosensibles que se encuentran situadas en la retina y son las responsables de la percepción del color. Hay tres tipos de conos: los que son sensibles a la luz roja, los sensibles a la luz azul y los sensibles a la luz verde.

Los humanos contamos con un segundo tipo de fotorreceptores que se estimulan con la luz. Son los bastones, que son tan sensibles que pueden responder a un solo fotón.

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