El trombo es «un coágulo de sangre que se forma en un vaso sanguíneo», según la Fundación Española del Corazón. Este coágulo puede causar la obstrucción del vaso, impidiendo el paso del flujo sanguíneo y, por tanto, causando efectos graves sobre la salud del paciente.

Aunque tiene consecuencias similares, no hay que confundir el trombo con la embolia. El trombo se distingue de la embolia en que este permanece inmóvil en el sitio donde se formó, mientras que la embolia se traslada a otro lugar del cuerpo.

Como se ha explicado, el trombo es la formación de un coágulo en un vaso sanguíneo, donde permanece inmóvil. De este modo, el flujo sanguíneo se ve obstruido y, por tanto, el trombo impide el suministro de oxígeno y flujo sanguíneo a los tejidos circundantes.

Como consecuencia, esto puede ocasionar un daño, destrucción (infarto) e, incluso, la muerte o la necrosis de los tejidos que se encuentran en ese área.

Por otro lado, está la enfermedad tromboembólica venosa (ETV), que puede ser de dos tipos: trombosis venosa profunda o embolismo pulmonar. Hay que saber que la trombosis venosa es la tercera causa de muerte cardiovascular, solo por detrás del infarto agudo de miocardio y el ictus, según la Clínica de la Universidad de Navarra.

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