Las enfermedades cardíacas son actualmente la principal causa de muerte en el mundo desarrollado y uno de los factores de riesgo más importantes para ellas es la hipertensión.

Se trata de un fenómeno muy frecuente que, sin embargo, es en muchos casos fácilmente prevenible simplemente adoptando algunos hábitos más saludables.

La hipertensión es sencillamente un aumento de la fuerza que ejerce la sangre sobre la pared de las arterias por encima de determinados valores, llegando a resultar peligrosa a lo largo del tiempo. Se trata de una condición que afecta a casi un tercio de la población adulta del mundo, y es la principal causa de consulta en atención primaria.

Este aumento de la fuerza de la sangre (presión o tensión sanguínea) puede deberse a muchas causas diferentes y en ocasiones simultáneas, que de hecho en el 90% de los casos se desconocen. Entre los factores de riesgo se encuentran la genética, el sobrepeso, el sedentarismo, fumar, consumir sal en exceso, el consumo de alcohol, el estrés y una multitud de enfermedades de distinta naturaleza.

En una grandísima mayoría de los casos la hipertensión es completamente asintomática, y las complicaciones se presentan repentinamente.

Algunas personas, en cambio, pueden experimentar cefaleas, dificultad respiratoria y sangrado nasal, pero no suelen ser de gran utilidad diagnóstica ya que se trata de síntomas muy poco específicos que se presentan cuando el trastorno ya reviste de mucha gravedad.

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