Otoño es sinónimo de setas. Los meses de septiembre a noviembre son los ideales para la recogida de hongos, como los boletus o níscalos, así como de champiñones, una variedad de seta comestible muy común en nuestra gastronomía.

El champiñón pertenece a la familia de las agaricaceas, concretamente es el cuerpo del hongo denominado Agaricus bisporus. Su cultivo nació en Francia a principios del siglo XX y tras su éxito se extendió al resto de Europa y después al continente americano.

Actualmente, este producto se puede encontrar en las estanterías de fruterías y supermercados todo el año, aunque en los meses de primavera pueden encontrarse especies de temporada.

En cuanto a su composición nutricional y propiedades para la salud, los champiñones destacan por ser ricos en «proteínas, potasio, fósforo, selenio, niacina y riboflavina», según explican en la Fundación Española de la Nutrición (FEN). Además, el contenido calórico es muy bajo y su componente principal es el agua, por eso su consumo es tan recomendable para dietas de adelgazamiento.

Destaca su elevado contenido en niacina y en riboflavina, dos tipos de vitaminas que favorecen el metabolismo energético normal. De hecho, «una ración de champiñones cubre el 27% de las ingestas recomendadas de estas dos vitaminas».

 » Leer más