“Si empezara a olvidarme de amar, también quisiera dejar de vivir”. Maribel Tellaetxe (Barakaldo, 1943) les hizo prometer a su marido, Txema Lorente y a sus hijos, David, Rut y Danel Aser, que iban a cumplir su última voluntad. Con el diagnóstico de Alzhéimer en la mano les dejó claro que no quería seguir viviendo si la enfermedad le hacía perder la cabeza. “Tenéis que hacerme una promesa: el día que no recuerde uno de vuestros nombres, ese primer día que veáis que os confundo, que no sepa cómo os llamáis, por favor, no esperéis a que me olvide de vosotros, a que no os reconozca como hijos o que no reconozca a aita (papá). Ese día me tienes que ayudar a marchar”, le dijo a uno de sus hijos. El Ayuntamiento de Portugalete se solidariza hoy con ella y con su familia y ha aprobado con el voto de todos los partidos, PSE, PNV, EH Bildu y Elkarrekin Podemos, -el único concejal del PP ha votado en contra- una declaración institucional en la que pide la despenalización de la eutanasia.

Maribel obligó a sus seres queridos a prometérselo. En 2006 les escribió una carta y en enero de 2017, cuando ya comprobó que el avance de la enfermedad era exponencial, redactó y registró un documento con sus voluntades anticipadas en el que reclamaba que le ayudaran a morir. Entonces pensó que, quizás, cuando llegara su hora, España sería como Holanda, Bélgica o Luxemburgo, los tres países de la UE en los que la eutanasia es legal. Pero esa legislación no avanza en España. La propuesta de ley del PSOE que la regula está admitida a trámite en el Congreso de los Diputados, pero sigue bloqueada por los partidos de la oposición.

Txema, David, Rut y Danel luchan por concitar el mayor apoyo posible para que siga su curso en la comisión de Sanidad del Congreso y lograr finalmente la despenalización de la eutanasia y la regulación del suicidio asistido. Superado el pudor inicial a airear su drama y a abrir su casa a quien quiera compartir sus problemas,

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