Los trastornos renales son ya un problema bastante serio en la vida de cualquier persona, pero en el caso de una mujer embarazada el riesgo puede ser aún mayor, con graves consecuencias para ella y para el futuro bebé.

¿Qué problemas puede causar?

Según explica el manual diagnóstico MSD, el embarazo no suele hacer que el trastorno renal, en sí mismo, empeore. No obstante, el problema podría agravarse en el caso de mujeres embarazadas con la hipertensión arterial mal controlada. En este sentido, hay que destacar que una mujer embarazada con un trastorno de los riñones tendrá más propensión a padecer problemas de hipertensión, incluyendo preeclampsia.

De hecho, el trastorno renal puede provocar varias complicaciones importantes en el embarazo, desde que el feto no se desarrolle lo esperado hasta, incluso, la muerte fetal en algunos casos extremos. El riesgo es mayor en aquellas enfermedades renales que de manera regular requieren hemodiálisis aunque, afortunadamente, los avances médicos están logrando aumentar la supervivencia de estos bebés.

¿Cómo se aborda?

Las mujeres embarazadas que padezcan un trastorno renal requerirán un control exhaustivo de la función renal y la presión arterial, llegando en algunos casos a requerir hospitalización pasadas las 28 semanas para garantizar el reposo en cama y para monitorizar de cerca el desarrollo del feto.

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