El pasado mes de septiembre, la cantante y actriz Olivia Newton-John anunciaba que volvía a tener cáncer. Era la tercera vez que la australiana pasaba por un proceso similar. Desde entonces, ha tenido escasas apariciones públicas y no se ha prodigado en declaraciones, lo que ha hecho temer que la situación de su enfermedad sea grave. Una cuestión que se ha unido a declaraciones  publicadas por algunos medios estadounidenses, que aseguraban hace escasos días que “su cuerpo se estaba apagando”, lo que ha disparado la preocupación por el estado de salud de la actriz.

Sin embargo, su representante ha tenido que salir a aplacar los rumores sobre estas supuestas complicaciones de su enfermedad y a explicar  que Newton-John “no se está muriendo”. “Estaría bien que tuvierais fuentes más fiables, en vez de leer los tabloides”, ha declarado Michael Caprio, representante de la protagonista de Grease, al medio británico The Daily Mail.

Caprio ha querido así desmentir también a una web australiana que aseguraba que la cantante, que cumplió 70 años el pasado septiembre, “tenía una esperanza de vida de semanas, no de meses”. Unas declaraciones que el mánager ha calificado como “desternillantes”. Según estos medios, la cantante estaba “tratando de resistir” hasta la boda de su hija, Chloe Lattanzi, diseñadora de moda de 32 años, que próximamente contraerá matrimonio con su novio, James Driskill.

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