El acné es una patología de la piel tan común que afecta a casi todos los adolescentes en algún momento de la vida e incluso en bastantes casos se mantiene hasta en la edad adulta.

Las primeras manifestaciones del acné suelen aparecer en la zona de la nariz y en muchas ocasiones se observan ya alrededor de los 8 a 10 años. Se produce un aumento en la producción de sebo por las glándulas sebáceas, taponamiento de los poros y sobreinfección posterior de éstos.

Esto se traduce visualmente en puntos negros llamados comedones (“espinillas”), puntos blancos (comedones cerrados), pápulas y pústulas (“granitos rojos y de pus”) y nódulo quistes cuando la inflamación es más profunda. La evolución final del acné profundo sin tratamiento es a la formación de cicatrices permanentes en la piel.

La zona habitual de presentación es como decimos en la cara, concretamente en la “zona T” (nariz, frente, medias mejillas y mentón) que es donde más glándulas sebáceas tenemos (células productoras del sebo que lubrica normalmente la piel). Pero tampoco es infrecuente el acné en el escote y en la espalda.

¿Por qué se produce el acné?

La causa del acné es multifactorial, pero sin duda el origen principal es el hormonal. Una vez que el cuerpo del niño evoluciona a la pubertad (coincide con una subida de andrógenos) las primeras manifestaciones de acné ya pueden aparecer,

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