No hay ninguna duda de que reír –y sonreír– es bueno para la salud, tanto física como mental. Y un modo facilón de provocar la risa es recurriendo a las cosquillas. Hacer cosquillas, además, busca el acercamiento y el contacto físico, sobre todo con los peques de la casa. Y no cabe duda de que nos conduce a momentos divertidos.

The Conversation

Hay dos tipos de cosquillas

A finales del siglo XIX se describió que podemos percibir las cosquillas de dos modos diferentes, que se denominaron knismesis y gargalesis. La knismesis son las cosquillas suaves y ligeras, como las generadas por el roce de una pluma. La sensación es más bien de picor y no suele provocar risa. La gargalesis se refiere a las cosquillas más intensas, que producen risa cuando se hacen en zonas concretas del cuerpo.

Hay estudios que indican que con las cosquillas se genera una sensación u otra pero, generalmente, no ambas a la vez. Parece ser que porque los receptores sensitivos de la piel, y también las vías nerviosas asociadas, son distintos.

Las cosquillas intensas

Las cosquillas de tipo gargalesis, o sea, las de la risa, son más complicadas que las caricias tipo knismesis. Los estudios llevados a cabo apuntan a que la risa que aparece con las cosquillas es más bien consecuencia de un comportamiento social que de un reflejo,

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