C. CHIARRONI

  • Una encuesta sostiene que 1 de cada 10 españoles se somete a una intervención influido por las autofotos.
  • Los cirujanos sostienen que las operaciones de rostro han aumentado, especialmente entre la gente joven.

Reportaje operaciones de cirugía estética

Las redes sociales llevaron a Tamara al quirófano hace ahora cinco años. «”No fueron el detonante porque yo siempre tuve muchos complejos, pero sí me hicieron decidirme”, cuenta a 20minutos sobre la rinoplastia y el retoque de párpados a los que se sometió y que supusieron un antes y un después en su vida. Tanto, que el quirófano acabó con sus inseguridades; de allí salió una Tamara con facciones nuevas y sin fobia a las cámaras.

Para entender qué llevó a esta madrileña de 39 años a operarse hay que remontarse a 2014. Por aquel entonces llevaba media vida bailando: primero como hobbie y más tarde como profesión. Con cada actuación se acentuaban los complejos que arrastraba desde niña. “Después de bailar colgaban fotos mías en Facebook en las que salía fatal. Me veía muchísimo la nariz. Había cada cuadro de foto… Por eso me decidí a operarme”. Su nariz de “tucán”, como la recuerda, no encajaba en los cánones de belleza. Ella quería una “normal”.

El caso de Tamara no es excepcional. Una encuesta reciente elaborada por SECPRE (Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y Estética) relaciona el aumento de las operaciones estéticas con la exposición en redes sociales. Uno de cada 10 españoles interesados en someterse a una intervención de cirugía estética, en concreto, lo hace influido por los selfi. ¿Son las consecuencias de la era Instagram?

La psicóloga Isabel Casado explica qué se esconde detrás de ese resultado: “Las redes sociales influyen muchísimo. Antes nos hacíamos una foto de vez en cuando. Ahora todo el mundo está colgando y haciéndose selfi, estamos viéndonos el físico todo el rato y encima todos quieren dar una imagen estupendísima. Esa imagen solo es física, no revela nada más. Se desvía todo a nuestro escaparate”.

Lo cierto es que quienes terminan en el quirófano para hacerse retoques estéticos tienen un denominador común: baja autoestima por cómo se muestran a los demás, una inseguridad que se triplica en redes. “Hay una presión social que nos dice que el físico es tremendamente importante. Vas a un puesto de trabajo y ya te ponen una foto.

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