Dice la RAE que el cariño es “la inclinación de amor o buen afecto que se siente hacia alguien o algo”. Se trata de un profundo lazo afectivo que puede manifestarse de muy diferentes formas y en muy diferentes grados: un amigo que está a nuestro lado en los buenos y malos momentos, los cuidados de una madre hacia su bebé, la entrega de una pareja…
Una de sus principales características es que se trata de un elemento de carácter social – algo que va dirigido hacia otra persona o ser, ya que también se puede sentir mucho afecto hacia un animal- y que, por tanto, no solo depende de uno mismo, sino que está ligado a la relación que tenemos con esa persona o ser.
Porque, ¿de qué depende el cariño que sentimos hacia alguien? Los expertos señalan que aunque muchas veces el ser humano da afecto sin esperar nada a cambio cuando no hay una reciprocidad es difícil que exista un estímulo psicológico que refuerce esta conducta. Ese cariño irá perdiendo fuerza para volcarse en otras personas o seres en los que sí encontramos esa afinidad afectiva.
También suele influir en el cariño la frecuencia con la que nos relacionamos con las personas o seres queridos aunque también es posible que ese vínculo,