Los peluqueros se congratulan por la rectificación del Gobierno, que de autorizar la apertura de peluquerías nada más decretarse el estado de alarma para evitar la expansión del coronavirus, ha optado por ordenar su clausura después de que el sector expresase su protesta y perplejidad.

El hecho de que se incluyera en un principio a los peluqueros entre los comercios que debían mantener franqueadas sus puertas desconcertó a los profesionales. La razón de ser de esta iniciativa no era otra que la de atender la demanda de ancianos que están solos o de grandes dependientes que no pueden salir a la calle. Las asociaciones empresariales y profesionales han reaccionado con una postura consensuada. La Alianza de Peluquerías de España, plataforma recién creada y que agrupa tanto a autónomos como a grandes cadenas del tipo Marco Aldany, apuesta por la prevención. «Este sábado había bastante acuerdo a favor del cierre. Ahora estamos a la espera de que se haga el anuncio y se publique la excepción para nosotros. No nos oponemos al servicio en domicilio», dice un portavoz de la organización. En una carta remitida el día 15 por la entidad a las autoridades sanitarias, el sector abogaba, no obstante, por «priorizar la libertad de cada empresa».

La plataforma, nacida recientemente al calor de la reivindicación de la rebaja del IVA, ofrecía su colaboración, pero también reclamaba «medios técnicos, asesoramiento y recursos» que garantizaran la protección de los clientes y trabajadores.

Vanessa Olmos Fernández regenta en Valladolid la peluquería Neva y antes de que entrara en vigor la drástica decisión gubernamental echó el candado el sábado a su establecimiento. «Seguir trabajando era una locura; es imposible lavar, cortar y peinar manteniendo la distancia de seguridad de metro y medio. Era algo ilógico», dice Olmos. La peluquera teme que el periodo excepcional de 15 días se amplíe a más tiempo y admite que la medida supondrá un quebranto económico serio a su economía.

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