En el laboratorio, Isabel Sola, investigadora del Centro Nacional de Biotecnología del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CNB-CSIC), trabaja en hallar una vacuna contra el coronavirus que se ha cobrado más de 2.000 vidas en España. Al equipo que codirige le avala la experiencia. Son pioneros en la manipulación genética del virus para disminuir su intensidad. Ahora se concentran en la singularidad del que provoca el COVID-19. «Se transmite muy eficientemente y en silencio», advierte Sola. «Vamos aprendiendo conforme pasa el tiempo. Es completamente nuevo y sus características son también únicas».

–¿En qué fase está la vacuna que se desarrolla en el Centro Nacional de Biotecnología?

–Estamos en la primera etapa, la de construir el prototipo de laboratorio, lo que puede durar un mes. Por ingeniería genética eliminamos todo lo que lo hace virulento y causar daño en las personas, pero conservamos una parte esencial para entrenar el sistema inmune. En un par de meses, se entrará en la etapa de probar la vacuna en modelos animales, para saber si es segura y eficaz. No podemos utilizarla en humanos directamente. Estos ensayos llevan unos meses porque hay que manipular genéticamente a los ratones para que se infecten y desarrollen enfermedades similares a las del humano. Se está trabajando intensamente.

–¿Cuándo se llegará al ensayo clínico con humanos?

–Cuando se demuestre que es segura y no causa efectos adversos. Luego se harían ensayos de eficacia, con una población en riesgo frente a otro grupo que no sería vacunado. Eso lleva tiempo, porque hay que asegurar que una vacuna va a servir para algo y no causará daños indeseados.

–¿Existe una carrera mundial por ser el primero en anunciar su desarrollo?

–Hay compañías que están acelerando el proceso y están ensayando unos tipos de vacuna que son las más sencillas de obtener. Su eficacia podría ser parcial porque simplemente inmunizan con uno de los componentes del virus,

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