Nos pasamos horas sentados cada día. Muchas de ellas en el trabajo. Tanto y tan preocupante es el asunto que la Organización Mundial de la Salud considera el sedentarismo como uno de los problemas de salud pública mundial. Uno de los orígenes de la inactividad física está en los trabajos de oficina, en los que los empleados pasan largas horas sin levantarse de la silla. La solución es muy fácil… según un estudio que sugiere que cambiemos los escritorios convencionales por otros que nos permitan trabajar de pie.

La investigación, llevada a cabo por distintas instituciones británicas, contó con 146 participantes a los que dividió en dos grupos. A los del primero se les facilitaron escritorios en los que se podría trabajar tanto de pie como sentado, así como cojines inteligentes que, por medio de un sistema de vibración, les recordaba cuando debían levantarse. Los del segundo grupo, el de control, pasaron la jornada sentados.

Mejor salud y más productividad

Después de un año, los resultados revelaron que si al principio ambos grupos necesitaban estar sentados durante unas 9,7 horas al día, los del primer grupo solo se sentaban durante 82 minutos cada día al final del experimento. Es un cambio positivo para la salud, explica Ana Borobia, médico rehabilitador del Hospital Universitario Sanitas La Moraleja: “Los trabajadores sedentarios tienen de media un índice de masa corporal más elevado, mayor perímetro de cintura y presión arterial sistólica más alta, presentan un peor perfil lipídico (triglicéridos y colesterol) y tienen más resistencia a la insulina”. El riesgo de acumular estos indicadores puede conducir a la aparición de enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2, entre otras patologías.

Permanecer sentados tantas horas también genera problemas sobre la musculatura y las articulaciones, asegura la experta. “Las malas posturas en una silla pueden provocar desde la aparición de contracturas musculares hasta el acortamiento y la atrofia muscular, pasando por las alteraciones en la columna, que a su vez pueden desembocar en dolores cervicales acompañados de cefaleas, dorsales y lumbares crónicos (hernias discales y protusiones)”,

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