Llega el verano, el buen tiempo, los días de descanso… y con ellos una mayor exposición a los rayos solares en playas, piscinas y, en general, al aire libre. ¿Cómo afecta esto a los más pequeños de la casa? Los expertos explican que la radiación solar, si es muy intensa y prolongada, puede provocar daños en los ojos de los niños (además hay que tener en cuenta que lo efectos son acumulativos a lo largo de la vida).
“Se ha relacionado la radiación solar prolongada con daños en la retina y cataratas. Por tanto, los niños sí necesitan gafas de sol, especialmente en casos de exposiciones prolongadas al sol y en las horas de máxima intensidad de luz solar”, recomienda Gema Magdaleno, matrona de atención primaria y colaboradora de la marca especialista en pediatría Chicco.
La especialista explica que estas gafas deben ser adecuadas a la edad y tamaño de cada niño. “Bien utilizadas no entrañan ningún peligro”, añade.
Cristalino transparente
En los primeros años de vida la exposición al sol puede causar daños graves, ya que la radiación ultravioleta actúa sobre las estructuras oculares de los pequeños: los niños poseen el cristalino extremadamente transparente y no tienen una barrera natural contra los rayos UV.
¿Cómo podemos proteger los ojos del niño?