La creación de órganos humanos completos y funcionales para trasplantes es uno de los objetivos más ambiciosos de la medicina regenerativa. No obstante, aún no sabemos si será posible y, en caso de serlo, no lo veremos en un futuro próximo. De todas formas, a menudo, para afrontar los grandes retos médicos hay que empezar por dar pequeños pasos. Los organoides o miniórganos humanos, versiones en miniatura de nuestros órganos creados en el laboratorio, son precisamente los avances iniciales en esta apasionante carrera científica y ya están siendo de utilidad para la ciencia médica.

Estos elementos biológicos en 3D compuestos por múltiples tipos celulares pueden crearse a partir de diferentes tipos de células madre y de células ya diferenciadas. Sin embargo, son las células madre pluripotentes las que más se usan en la actualidad debido a su gran capacidad para multiplicarse indefinidamente y diferenciarse a prácticamente cualquier tipo celular de cualquier tejido. Además, poseen también una habilidad muy especial y es que, bajo las condiciones adecuadas, estas células madre son capaces de autoorganizarse por sí solas y simular, hasta cierto punto, la arquitectura y la funcionalidad de diferentes órganos.

En la actualidad, los miniórganos son un paso intermedio entre los experimentos con los convencionales cultivos celulares en 2D y los experimentos con animales, con sus respectivas ventajas y desventajas. Así, a diferencia de los cultivos en 2D, los organoides tienen un funcionamiento más fisiológico y similar a nuestros órganos. La razón es bien sencilla: Nuestra naturaleza es tridimensional y todos los elementos biológicos presentes en nosotros funcionan en 3D. La comunicación y las interacciones entre las células son muy diferentes si están en 2D sobre una superficie plana que si están en 3D. Esto conlleva que la diferenciación de las células madres, su movimiento y la interacción entre ellas sean más realistas cuando forman parte de un miniórgano. 

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Comparado con los animales de laboratorio, los miniórganos son elementos menos complejos y más fáciles de estudiar mediante diferentes técnicas de imagen. Por otra parte, nos permiten conocer diferentes aspectos del desarrollo embrionario humano,

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