Todavía quedan más de dos meses para que llegue al mundo el primer hijo de los duques de Sussex y  ya hay polémica con respecto a su nacimiento. La cuestión está en cómo quiere tener a su hijo Meghan Markle, que rompería con la tradición de la familia real británica. 

Según cuentan medios tanto estadounidenses como británicos, Markle habría decidido dar a luz acompañada de una doula. Este término, que en la Grecia clásica era un sinónimo para las siervas, hoy define a mujeres que acompañan a otras mientras estas dan a luz y también les dan información y apoyo en la preparación al parto y después de este, pero sin una titulación ni unas cualificaciones como las de las matronas. Ellas, profesionales privadas que pagan los padres, buscan informar y acompañar de forma emocional. Además, no se consideran profesionales sanitarias (“No hacemos diagnósticos, no proponemos tratamientos, no hacemos tactos, ni exploraciones, no asistimos partos solas. No tomamos la tensión ni ponemos el termómetro”, explicaban algunas en un reportaje con este periódico). 

La decisión de Markle levanta cierto revuelo porque esta figura no es en absoluto habitual en la familia real británica. Este tipo de asistentes, que recurren a terapias como la meditación, la relajación y la respiración, no son frecuentes en centros públicos, en especial españoles, donde existe la figura de la matrona y ellas no forman parte del equipo sanitario que atiende a la embarazada. Además, normalmente solo una persona puede acompañar a la gestante en el paritorio. 

En el caso de la esposa del príncipe Enrique, la doula elegida sería Lauren Mischon, relacionada con la familia real al estar casada con el nieto de lord Mischon, que fue abogado de Diana de Gales durante su proceso de divorcio. Ella ha preferido no confirmar la noticia, y le ha dicho al diario The Sun que estará “ocupada en primavera” y que no puede revelar la identidad de sus clientes.

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