Los mares son vertederos naturales cuya vasta amplitud difumina su contaminación, redoblada durante la última década por la plaga de plásticos. Para frenar esta escalada, los científicos expertos que la combaten reclaman al Gobierno más campañas para apelar a la conciencia de los empresarios del plástico y de los consumidores, y así lograr que dejen de arrojar desechos a alcantarillas, ríos y playas.

“Son necesarias más campañas de prevención para incidir en la buena gestión en tierra de los ciudadanos y los gestores. Es fundamental. Buscar y localizar la basura marina es una tarea ingente y carísima”, razona Marisa Fernández, coordinadora del proyecto Clean Atlantic del Centro Tecnológico del Mar (CETMAR). “Las campañas para no tirar nada por el váter son imprescindibles para la sensibilización”, incide Pedro Fernández, gestor del Plan de Acción del Mediterráneo de ONU Medio Ambiente.

Más de 200 expertos en basuras marinas se han reunido esta semana en Sevilla en el primer congreso internacional celebrado en España sobre este tema para consensuar las salidas a este drama medioambiental que ataca a la biodiversidad de los océanos. La fotografía de los científicos es turbia y a la vez esperanzadora. François Galgany, biógrafo oceanográfico experto en residuos marinos para la Comisión Europea, apunta: “Perderemos mucho dinero por la contaminación marina, unos 230 millones, y esa es una buena razón para que los políticos actúen”.

El Gobierno defiende que para sensibilizar a la población ha difundido un decálogo ciudadano de buenas prácticas y que impulsa seminarios de concienciación y campañas como Libera, junto a Ecoembes. “No se puede demonizar al sector del plástico”, defiende Marta Martínez-Gil, representante del Ministerio para la Transición Ecológica en estas jornadas. El Gobierno inició su programa de medidas contra las basuras marinas en 2015 y hasta 2021 ataca diversos flancos: desde la pesca y el tráfico marítimo hasta las fuentes terrestres, con estrategias para favorecer la economía circular y la norma que prohibió la gratuidad de bolsas de plástico.

El Mediterráneo es un mar casi cerrado sometido a una severa presión,

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