Jan Karbaat, apodado en Holanda “el médico inseminador”, ha resultado ser el padre biológico de al menos 49 hijos. El ginecólogo, fallecido en 2017 a los 89 años, regentó durante cuatro décadas una clínica de fertilidad cerca de Róterdam, y cuando el tratamiento con sus pacientes fallaba, utilizaba su propio semen ocultando que no era de un donante anónimo. Este viernes, las pruebas de ADN autorizadas por los tribunales han confirmado las sospechas de su prole, que se ha conocido gracias al caso. Karbaat tenía además 22 hijos de varias parejas sentimentales.

Los análisis han sido efectuados en el hospital Canisius Wilhemina, de Nimega (al sur del país), después de que uno de los vástagos legítimos de Karbaat accediera, en 2017, a cruzar su ADN con el de 18 de los hijos de las mujeres tratadas en la clínica paterna. Cuando esas pruebas dieron positivo, los demás demandantes pidieron a los jueces una muestra de su supuesto progenitor. “Varios de los nuevos hijos sospechaban de Karbaat desde hace años, y muchos se le parecen físicamente, pero saberlo seguro era importante”, ha dicho Ties van der Meer, de la Fundación Hijos de Donantes, que les ha apoyado.

A partir de ahora tendrán que decidir si reclaman una indemnización a la familia de Karbaat por los gastos que les ha ocasionado el proceso. Tal vez también por los daños emocionales sufridos. Para algunas familias ha sido muy duro, porque Karbaat no solo vulneró la ética profesional. Tanto las mujeres como sus hijos creían que el padre era anónimo, y por eso han denunciado la falta de controles de las clínicas de fertilidad.

Moniek Wassenaar, una de las hijas que ha confirmado ahora su filiación, es psiquiatra de profesión y aseguró en 2017 a EL PAÍS que el médico se aprovechó de mujeres como su madre. “Estaban en uno de los momentos más vulnerables de sus vidas, y convencidas de que el semen era de donante anónimo, así que no preguntaron nada.

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