“Un helicóptero me salvó la vida”, explica Joao Luis Veiga, de 55 años. “Me dio un infarto cuando vivía en Gargantilla de Lozoya (en la Sierra Norte), mi mujer llamó al 112 y me trasladaron en pocos minutos a La Paz. Si me hubieran mandado una ambulancia no habría llegado a tiempo”, rememora sobre la dramática vivencia que padeció hace cinco años. [Mira aquí la fotogalería]

Para responder a este tipo de situaciones, el Servicio de Urgencia Médica de Madrid (Summa 112) dispone de dos helicópteros, situados en las bases Lozoyuela y Las Rozas, que pueden acudir a cualquier emergencia sanitaria de la región en menos de 20 minutos. El primero es más rápido y ligero para llegar a carreteras y zonas urbanas, mientras que el segundo tiene tren de esquí para poder acceder más fácilmente a lugares montañosos.

HELICÓPTEROS DE EMERGENCIA SANITARIA

Cobertura en la Comunidad de Madrid

Fuente: Summa 112, elaboración propia. A. ALONSO / EL PAÍS

En 2018 se movilizaron en 601 ocasiones llevando a 367 enfermos (algunos no necesitaron traslado), mientras que en 2017 lo hicieron 680 veces y trasladaron a 445 pacientes. Así es el día a día de estos salvavidas del cielo. Todo arranca cuando alguien marca el teléfono 112. En el Centro Coordinador de Urgencias y Emergencias, situado en Legazpi, valoran la gravedad del paciente y la velocidad a la que hay que atenderlo. Si está grave y en un punto remoto, se puede optar por enviar un helicóptero. Salen unas dos veces al día al cabo del año, siempre en horario diurno.

“Cuando nos activan nos vamos inmediatamente hacia el aparato y lo vamos preparando y haciendo consultas de navegación y climatología. Podemos estar preparados en cinco minutos y entonces entra el equipo médico”, explica Antonio Padilla, piloto en la base de Las Rozas. “Lo más difícil es volar en un día con mal clima y viento fuerte en un área de montaña. Eso requiere una concentración extra. Pero es un trabajo que me gusta y disfruto mucho”,

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