La discusión acerca de cómo debe ser el etiquetado frontal o FoP (del inglés Front-of-Pack), que resume la información nutricional de los alimentos procesados para que se puedan comparar de un vistazo, lleva tiempo en discusión. La UE acordó hace ocho años insertar en los envases, de manera obligatoria, el valor energético y las cantidades de grasas, grasas saturadas, hidratos de carbono, azúcares, proteínas y sal de los alimentos envasados (por cada 100 gramos o mililitros). Pero dejó la opción a cada Estado, y hasta a la industria, de desarrollar un esquema propio, voluntario para los fabricantes, para sintetizar estos datos a modo de advertencia en la parte delantera del envase. 

El resultado: muchos modelos, y ninguno perfecto. “Lo esencial es que cualquier sistema esté desarrollado bajo criterios estrictos y soportados científicamente”, dice Emma Calvet, responsable de política alimentaria en la organización europea de consumidores Beuc. En su opinión, la UE debería de adoptar un esquema obligatorio si quiere que sus ciudadanos “tomen decisiones más sanas de un vistazo”.

Pero la industria no siempre piensa igual. El lobby europeo Food Drink Europe ve necesaria una mayor coordinación entre Estados, aunque aboga por que el sistema siga voluntario. “Es deseable un esquema armonizado para no confundir al consumidor ni crear barreras al comercio”, abunda Enrico Frabetti, director de políticas alimentarias de la patronal española de fabricantes FIAB. “Aunque no creo que vaya a ser un factor decisivo contra la obesidad”, zanja. 

En la actualidad, distintos sistemas proliferan dentro y fuera de la UE. Francia ha elaborado el Nutriscore, un código de colores asociado a letras que va del verde al rojo según un algoritmo que valora las grasas saturadas, azúcar, sal, calorías, fibra y proteínas por cada 100 gramos de producto. Reino Unido tiene su semáforo nutricional y los países escandinavos el keyhole, un sello que se asigna también a los alimentos frescos que cumplen con determinados parámetros. La Comisión Europea, por su parte, tiene previsto publicar un informe en primavera que analice los diferentes esquemas que se usan en la UE.

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