Las desigualdades sociales persisten hasta el último aliento de vida. La brecha de género y las inequidades socioeconómicas condicionan, no solo el cuándo se muere —las mujeres viven más y los ricos tienen una esperanza de vida mayor—, sino también el cómo y el dónde fallece un individuo. Según los datos recogidos por el Observatorio de la Muerte del Departamento de Salud, los hombres mueren más en casa, mientras que las mujeres lo hacen en residencias. Asimismo, los ricos fallecen con mayor frecuencia en su hogar porque disponen de más recursos para atención domiciliaria. Los pobres terminan en los hospitales.

En Cataluña fallecieron en 2017 65.509 personas. Esto es, 180 catalanes cada día. Pero la muerte sigue siendo un tabú social, admite el Departamento de Salud. “Es imprescindible darle visibilidad a esta etapa de la vida. Queremos saber qué y cómo está pasando y qué recursos tenemos a disposición de las personas al final de la vida”, apuntó ayer la secretaria general del Departamento, Laura Pelay. Para ello, Salud ha puesto en marcha el Observatorio de la Muerte, una herramienta para conocer cómo es el final de la vida de los catalanes y cómo orientar las políticas de salud.

Por lo pronto, el Observatorio ya ha constatado que las desigualdades sociales condicionan al individuo hasta en el final de la vida. Por ejemplo, los hombres mueren más en casa que las mujeres, que registran un mayor número de fallecimientos en residencias o centros sociosanitarios. “Esto puede ser porque la mujer suele ser la cuidadora. El hombre tiene quien le cuide en casa y las mujeres no tienen el apoyo de un cuidador”, señala Anna García-Altés, directora del Observatorio del Sistema de Salud. Los hombres también registran más muertes en hospitales, una situación que García-Altés vincula a “un sesgo de género en la atención sanitaria”: la literatura científica ha descrito que, de entrada, los profesionales sanitarios tienden a ingresar más a los hombres que las mujeres. Las patologías más prevalentes en la vejez también influyen en esta brecha de género: las mujeres padecen más demencias,

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