Añadir proteína en polvo a un vaso de leche o a un batido es un gesto frecuente entre deportistas y, sobre todo, entre personas que tienen por objetivo ganar músculo. La proteína es esencial para generar músculo, asegurar la fuerza de los huesos y otras numerosas funciones corporales. Pero, ¿son realmente sanos los suplementos proteicos?

La mayoría de suplementos proteicos se comercializan en forma de proteína en polvo. Estas proteínas provienen de plantas (soja, guisantes, arroz o patatas), huevos o leche (caseína o suero de leche, este último conocido también como whey). Además de la proteína en sí, estos productos suelen tener otros ingredientes como azúcares añadidos, saborizantes artificiales, espesantes, minerales y vitaminas. Lo normal es que un ‘cacito’ incluya entre 10 y 30 gramos de proteína.

Esta mezcla de ingredientes, además de otros factores, generan riesgos que el consumidor debe conocer antes de decidirse a tomar proteína en polvo, según Kathy McManus, directora del Departamento de Nutrición en el Hospital Brigham and Women’s, afiliado de la red de medicina de Harvard.

Riesgos, sobre todo digestivos

En primer lugar, cabe señalar que, al tratarse de suplementos proteicos, la evaluación de seguridad de los mismos depende de los fabricantes. Así establecido por la Administración de Medicamentos y Alimentos de EEUU, país del que proceden las principales marcas de suplementos proteicos.

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