El año que viene ningún hostelero gallego podrá poner de excusa a sus clientes que no tiene envases adecuados para darles las sobras del banquete. El anteproyecto de la ley gallega de residuos y suelos contaminados contempla obligar a todo aquel negocio donde se sirvan comidas y bebidas a disponer de recipientes para llevar a casa que no contengan plástico. Este apartado es uno de los más llamativos del borrador que ayer presentaron el jefe del Ejecutivo gallego, Alberto Núñez Feijóo, y la consejera de Medio Ambiente, Ánxeles Vázquez, tras la habitual reunión de los jueves del Consello de la Xunta. La tramitación de la nueva norma comienza ahora y, después de la fase de alegaciones, en la que, entre otros, los hosteleros podrán hacer propuestas, el Gobierno gallego tratará de sacar adelante la ley en el último trimestre de 2019.

Tras pasar por el Parlamento, se calcula que la nueva normativa podrá entrar en vigor en los primeros meses de 2020. Se intentará que los rcipientes sean, además, reutilizables y jamás de plástico. Esto, según una portavoz oficial de la Consellería de Medio Ambiente, implica a todo tipo de establecimientos donde se sirva comida, “aunque sea una cafetería que tiene tartas”, y afecta tanto a los sólidos como a los líquidos, desde un churrasco o una ración de pulpo a una sopa o un vino.

En la rueda de prensa posterior al Consello, Núñez Feijóo dijo que se busca “incidir en la prevención, la reutilización y la lucha contra el desperdicio alimentario y los plásticos”. Con esta y con otras medidas, el anteproyecto contempla adelantar a 2020 (un año antes de lo que dicta la UE) la prohibición en Galicia de la comercialización de vajillas de plástico no reutilizables, reducir en un 30% los residuos alimentarios en el año 2025 e incrementar el uso de envases reutilizables.

La nueva ley sustituirá a la actual normativa de residuos y suelos contaminados que, según Ángeles Vázquez, ha quedado “obsoleta”. El objetivo,

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