Ya sabemos que la posición que adoptamos a la hora de sentarnos en la silla, la postura que escogemos para dormir, o incluso la forma en que cogemos las bolsas de la compra, pueden influir en nuestros dolores de espalda, pero ¿qué papel juega nuestra propia personalidad en todo esto?

Según un nuevo estudio de la Universidad Estatal de Ohio (Estados Unidos), la angustia mental que provoca la disonancia cognitiva -encontrar información que contradice la forma de cada persona de actuar o lo que cada persona cree- puede aumentar la presión sobre el cuello y la zona lumbar al levantar y bajar objetos, según sugiere un nuevo estudio.

«Se puede estar en buena forma física, pero si no se piensa correctamente o de forma adecuada, o se tienen todos estos problemas mentales, la columna vertebral no puede funcionar», ha expresado el autor principal, William Marras.

«Si no se piensa correctamente, o se tienen todos estos problemas mentales, la columna vertebral no puede funcionar»

Concretamente, cuando se comunicó a los participantes en el estudio que estaban realizando mal un experimento de descenso de precisión en el laboratorio, después de haberles dicho inicialmente que lo estaban haciendo bien, sus movimientos se relacionaron con mayores cargas en las vértebras del cuello y la parte baja de la espalda.

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