Solas. El coronavirus ha provocado que muchas embarazadas deban atravesar momentos clave sin el apoyo y la compañía de un ser querido, ni siquiera del padre. En soledad sienten la emoción de escuchar el primer latido del bebé o los intensos dolores que preceden al parto. Emociones que le han sido privadas al padre, que siente la evolución de su hijo con el factor protagonista de la pandemia: la distancia.

«Al final, para el padre es difícil que cree el mismo vínculo con el bebé que la madre. Nosotras somos las que lo llevamos dentro, las que sentimos las patadas… y eso son cosas que el padre, obviamente, no puede notar. Si encima les quitas las visitas, el poder verlos, no es justo, porque también es su hijo», denuncia a 20minutos Marta, una madrileña que dio a luz el pasado mes de diciembre.

No es el primer embarazo de la pareja, que ya tiene una hija de dos años, pero los protocolos que han adoptado los hospitales ante la pandemia han hecho que el proceso sea, cuando menos, distinto. «Una de las diferencias es el hecho de que el padre no pueda estar conmigo durante las ecografías», cuenta la madrileña bajo un nombre ficticio, aseverando que «no es entendible que se pueda estar en los bares o en cualquier otro sitio con límite de aforo» y que,

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