La memoria es uno de los procesos fundamentales de nuestra cognición, sin la cual es imposible desenvolverse con normalidad y autosuficiencia, como evidencian ciertas enfermedades neurodegenerativas que afectan fundamentalmente a esta capacidad.

En cierto modo, los ejercicios que sirven para entrenar nuestras capacidades cognitivas funcionan de manera similar al entrenamiento físico; no sólo nos permiten ampliar esas capacidades sino que, además, mejoran nuestra salud y disminuyen el riesgo de sufrir algunas afecciones.

Precisamente, un aspecto clave para asegurarnos de proteger nuestra memoria es cuidar de nuestro estado general de salud. Esto incluye adoptar hábitos como hacer ejercicio físico regularmente, limitar el estrés (por ejemplo, meditando), cuidando nuestra alimentación, evitando el uso de alcohol y durmiendo un número adecuado de horas.

Estas precauciones se pueden combinar con diferentes ejercicios cognitivos pensados para trabajar la retención de información. Existen muchas posibilidades, pero estas son algunas técnicas avaladas por la ciencia y recogidas por la Universidad de San Agustín de Ciencias de la Salud (Estados Unidos).

Organiza la información

Si tenemos que afrontar, por ejemplo, las sesiones de estudio para un examen, uno de los primeros pasos sería delimitar la información que necesitaremos recordar. Crear un esquema general de toda esta información permite destacar y centrarnos en conceptos importantes.

Hacer asociaciones

Crear asociaciones con otro conocimiento previo que tengamos ayuda a retener la información,

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