Tras finalizar toda la pompa fúnebre de rigor, la Casa Real británica publicó el certificado de defunción de Isabel II en el que, como causa de la muerte, figuraban únicamente dos palabras: Old age, vejez en inglés.

La expresión es común, y de hecho a menudo como una suerte de manera ‘ideal’ de iniciar el último viaje que todos tendremos que recorrer. Sin embargo, frente a cualquier otra causa, que hace referencia a un problema médico concreto, su significado puede ser algo vago. Y, especialmente para las personas cercanas al difunto, puede hacer más duro el duelo al dejar preguntas por responder.

Siempre hay un evento que precipita el deceso

Como señala el investigador Marc Trabsky en The Conversation, en el ámbito anglosajón, la expresión lleva mucho tiempo apareciendo en certificados de defunción. En el siglo XIX, por ejemplo, era una de las principales causas de muerte registradas, junto con la aún más vaga «encontrado muerto». Con el tiempo, no obstante, ha ido volviéndose menos frecuente.

Desde luego, suena paradójico si tenemos en cuenta que la mortalidad de la mayoría de enfermedades ha descendido notablemente y la esperanza de vida se ha incrementado.

En realidad, es bastante lógico: para que una persona fallezca,

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