Los conflictos bélicos y raciales, las sequías, el alto índice de mortalidad materna, el abandono infantil y enfermedades como el VIH han dejado toda una generación de huérfanos en Etiopía. Se enfrentan a una situación de pobreza infame, al riesgo de morir en la calle por contraer enfermedades que son evitables, como la neumonía, el paludismo o la diarrea. Todos se exponen a no poder ir más a la escuela, a la discriminación y por tanto de ser víctimas de las peores formas de trabajo infantil dentro de la economía informal como la mendicidad, las labores agrícolas o las tareas domésticas. O peor aún: el tráfico de drogas, el contrabando y la explotación sexual.

Hace 20 años, los trabajadores del Hospital Universitario de Gondar, bajo la batuta del doctor y director del centro Sissay Yefru, tomaron la iniciativa y acogieron a 24 de esos pequeños huérfanos o abandonados. Hoy tienen entre 14 y 26 años, viven en un barracón anexo a la maternidad, entre batas blancas y pacientes, y todos sueñan con ser médicos.

En la imagen, un niño limpia zapatos en una calle de Addis Abeba. Según Unicef, más de 11 millones de niños de 15 años que viven en África subsahariana han perdido a uno o a sus dos progenitores a causa del VIH/sida. En siete años, esta cifra alcanzará los 20 millones, y en ese momento, en una docena de países de África subsahariana habrán quedado huérfanos de un 15% a más de un 25% de todos los niños y las niñas.

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