Ajeno a la polémica, a las duras críticas y a las dudas éticas que generan estos experimentos, el biólogo molecular ruso Denís Rebrikov tiene en marcha un proyecto para editar genéticamente embriones humanos e implantarlos. El científico asegura que su programa es “seguro” y que supondrá “un gran avance”. “No se puede frenar el progreso”, dice tajante. Rebrikov, que dirige un laboratorio de edición de genomas en una de las clínicas de fertilidad más importantes de Rusia (pública), explica que su plan es utilizar la revolucionaria técnica CRISPR, una especie de tijeras moleculares capaces de cortar el ADN donde se desea, en “determinados casos clínicos”.

Entre otras cosas, pretende crear bebés genéticamente modificados para que sean inmunes al VIH, como hizo el científico chino He Jiankui, de cuyo experimento nacieron dos niñas, sacudiendo el pasado noviembre a la comunidad científica global. Pero Rebrikov ya tiene intención de usar la misma técnica también en otras situaciones: “En casos en los que un padre y una madre tienen la misma y exacta mutación genética que deriva en enanismo, sordera, ceguera u otros trastornos”.

Rebrikov, de 43 años, dirige un equipo de 15 personas en el Centro Nacional de Investigación Médica Kulakov de Moscú. Su experimento apunta al gen CCR5 —como el del chino He Jiankui— pero asegura que su programa es “más seguro” y que tiene una “alta justificación”. Planea deshabilitar el gen que codifica una proteína que permite la entrada del VIH en las células en los embriones, con el supuesto objetivo de evitar la transmisión del virus en madres seropositivas. Y dice que en el caso del virus de inmunodeficiencia humana —que es el que proyecto que tiene “avanzado”— se usará la técnica solo cuando haya resistencia a los fármacos que lo combaten. “No hay fármacos que consigan un bebé sano de una pareja con una determinada mutación compartida. Sí, son casos muy raros, pero ocurren”, insiste.

“La gente no puede parar a los investigadores, siempre iremos adelante. Estoy seguro de que muchos laboratorios intentan hacer experimentos similares”,

 » Más información en elpais.es