La OMS presentó el martes el esperado informe resultado de un mes de investigaciones sobre el origen del coronavirus en Wuhan, una investigación que deja más preguntas que respuestas y varios frentes abiertos. «Esto es solo un comienzo que solo rasca la superficie de este complejo objeto de estudio», explicó en rueda de prensa Peter Ben Embarek, codirector de una expedición internacional y multidisciplinar que se ha pasado entre enero y febrero de 2021 investigando in situ los orígenes del virus.

El largo informe final desgrana y analiza durante sus 120 páginas decenas de miles de datos, pero no llega a aclarar dónde se originó el virus, cómo pudo saltar a los humanos ni cuándo se produjo el primer caso, aunque sí aporta varias claves para tratar de responder a estas preguntas. «Nadie esperaba que esta expedición trajera una respuesta final y que volviéramos con un culpable», dijo Ben Embarek, que insistió en que el proceso es «lento y complejo» y no cerrarán ninguna puerta hasta que haya «evidencia firme».

El proceso no ha sido fácil. Ben Embarek destaca que «hubo presión política de todos los lados, también el chino» y que tampoco «hubo tiempo para descansar, siquiera para dormir». Los investigadores no se atreven siquiera a garantizar que puedan llegar a volver a Wuhan.

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