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  • Esta enfermedad respiratoria es la causa más frecuente de hospitalización en niños menores de un año.
  • Se desarrolla entre noviembre y marzo pero en las primeras semanas de enero es cuando se detecta uno de los mayores picos de incidencia.

Bronquiolitis

Este año hemos tenido unas navidades muy poco invernales, con un sol de justicia en prácticamente toda España que ha hecho que en muchos lugares, al menos mientras había luz solar, nos olvidáramos por un momento que estábamos en invierno. Pero esa atípica estampa duró lo que duraron las citadas fiestas y, a base de olas de frío, hemos vuelto a la realidad de lo que nos espera hasta que llegue la primavera, como poco.

Con los termómetros por los suelos se han reactivado en las consultas pediátricas los casos de bronquiolitis en bebés, que como cada año acechan desde noviembre y cuya incidencia se recrudece en estas semanas más gélidas.

En realidad, se llama bronquiolitis al primer episodio de “sibilancias” -ruido respiratorio característico a la auscultación- que ocurre en el niño menor de dos años y que en los 3-4 días previos ha presentado síntomas catarrales, tos, mocos o estornudos, asociados o no a fiebre, explica María José Lirola, pediatra del Hospital Quirónsalud Sagrado Corazón de Sevilla.

La enfermedad se transmite por el contacto con las secreciones respiratorias de las personas infectadas, o superficies u objetos contaminados por las mismas. Transcurrido el periodo de incubación, 4-5 días, el niño comenzará con síntomas catarrales y a los 2-4 días entrará en la “fase de estado” de la enfermedad, según la pediatra.

En esta fase, debido a la inflamación de los bronquiolos y a la excesiva producción de moco, el niño presentará un aumento de la tos, dificultad respiratoria (aumento de la frecuencia respiratoria y aparición de hundimiento costal), sibilantes y crepitantes, comerá peor y lo encontraremos irritable.

La duración de esta fase es variable, aunque en la mayor parte de los casos es de unos seis días.

A partir de este momento, comienza la recuperación y resolución de los síntomas, de tal forma que la duración media de la enfermedad es de unas dos semanas, sin embargo, hay un tanto por ciento no despreciable de niños que se mantendrán sintomáticos durante 3- 4 semanas.

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