Las intoxicaciones alimentarias pueden producirse en cualquier época del año, pero es el verano cuando son más frecuentes por varios motivos. Por un lado, las altas temperaturas favorecen el desarrollo de microorganismos y, por otro, en esta época resulta más complicado conservar los alimentos a la temperatura adecuada cuando se ingieren fuera de casa.

Si a esto añadimos que en verano tendemos a comer más alimentos crudos o sin calentar, creamos las condiciones perfectas para favorecer la proliferación de ciertos microorganismos, que, si se reproducen más fácilmente y alcanzar dosis infectivas, pueden provocar intoxicaciones alimentarias más o menos graves.

Dependiendo del estado de salud de las personas afectadas, las intoxicaciones alimentarias pueden quedarse en un par de días de malestar estomacal, vómitos o diarrea o ser tan peligrosas que comprometan incluso la vida de los pacientes. Aun así, hay algunas que son más propensas a provocar complicaciones. Estas son algunas de las más frecuentes y potencialmente peligrosas.

Listeria

La listeria monocytogenes es una bacteria que puede provocar listeriosis, una infección que puede complicarse especialmente en mujeres embarazadas, bebés, mayores de 65 años y personas con sistemas inmunes debilitados. La forma más común de contagiarse es a través de fiambres inadecuadamente procesados y productos lácteos no pasteurizados, también a través de vegetales contaminados.

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