François —nombre ficticio— tenía 15 años cuando fue liberado, después de dos años como niño soldado en la República Centroafricana. A dos días de reencontrarse con su madre biológica, después de haber pasado por una familia de acogida y haber hecho un curso de FP de carpintería, le preguntaron qué quería hacer en el futuro. No lo dudó: «Quiero volver a la escuela». François es uno de los 300.000 menores víctimas de reclutamiento forzoso en todo el mundo, según datos de Unicef, que cambió su infancia y su educación por un fusil y que, años después, volvía a su vida después de escapar.
El grupo de 23 niños y dos niñas liberados el pasado 3 de octubre en Nigeria. REUTERS/Kolawole Adewale
Las fases de reinserción
Desmovilización
Se trabaja con las fuerzas y grupos armados que liberan niños en sus filas. Una vez conseguida su liberación, se lleva a un centro de tránsito donde reciben asistencia médica, psicosocial y jurídica.
Desarme
Se recoge, controla y elimina las armas que están en posesión de los distintos grupos que combaten en el conflicto y de la población civil.
Reintegración
Apoyo integral al niño, que incluye atención médica por posibles lesiones, asesoría legal, atención psicológica y educación. Si son adolescentes, reciben formación profesional y ayuda para iniciar pequeños negocios.
Reunificación familiar
Se busca a las familias de los niños. Si no se encuentra o no aceptan hacerse cargo de ellos, se busca una familia de acogida para que puedan tratarles con cariño y el apoyo que necesitan.
Movilización social con las comunidades
Trabajo con las comunidades a las que van a volver los niños y niñas para que los acepten como miembros y les den una nueva oportunidad.
Fuente: Unicef
Desde 2015 se han liberado 10.000 niños y niñas de grupos armados en todo el mundo, según el informe El fin del uso de niños reclutados en conflictos armados,