Una reciente investigación ha aportado la primera evidencia empírica directa de que las personas con síndrome de Down podrían no ser capaces de sanar las fracturas óseas.

Así se desprende de un artículo elaborado por investigadores de la Escuela de Medicina Veterinaria y Ciencias Biomédicas A&M de Texas (Estados Unidos) y publicado en el medio especializado Bone, que no sólo aporta luz un problema previamente desconocido sino que además pone de manifiesto la necesidad de abordar de manera especializada este tipo de lesiones en una población especialmente vulnerable.

Un problema previamente desconocido

El síndrome de Down es una condición de origen cromosómico con una larga serie de consecuencias en diversos aspectos de la salud de quienes la padecen. Por ejemplo, se asocia a distintos grados de discapacidad intelectual, laxitud articular, problemas cardíacos, apnea del sueño o a infertilidad.

Ya se había observado, de hecho, que las personas con síndrome de Down tenían una menor densidad ósea de lo común, lo que ya de por sí incrementa las probabilidades de sufrir fracturas óseas. Incluso, los científicos ya imaginaban que la respuesta a las fracturas sería diferente en esta población.

Precisamente con el objetivo de indagar en esta diferencia, los autores del trabajo provocaron fracturas en la falange de modelos animales (ratones) con síndrome de Down y observaron el proceso de curación.

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