Las enfermedades cardiovasculares son actualmente la primera causa de muerte en el mundo. Afortunadamente, los científicos han ido encontrando cada vez más formas de ir reduciendo ese fatídico desenlace.

Propofol y desmedetomidina

En esta línea, una nueva investigación llevada a cabo sobre modelos animales (ratones) ha concluido que la administración de sedantes una vez que se ha restituido la circulación tras un ataque cardíaco mejora la supervivencia y la conservación de la función cerebral.

Los autores, adscritos al Hospital General de Massachusetts (Estados Unidos) explican en el medio académico Anesthesiology que administraron los sedantes propofol y dexmedetomidina a ratones una vez que se restauró la circulación a ratones que habían sufrido un ataque cardíaco. Como control emplearon inyecciones salinas.

Durante la sedación, se redujo la temperatura corporal y se monitorizaron el flujo sanguíneo en el cerebro y su actividad eléctrica.

Efecto protector sobre el cerebro

Lo que encontraron es que, iniciando la sedación justo al reinicio espontáneo de la circulación, los ratones mostraban una supervivencia mucho mayor que con el control salino (un 81% en el propofol, un 88% con la dexmedetomidina y un 25% en el control). Este enfoque también mejoró la recuperación de la actividad cerebral y disminuyó las anormalidades en el flujo sanguíneo cerebral.

Cabe destacar que la sedación pasados 60 minutos desde el restablecimiento de la circulación no mostró tener estos efectos beneficiosos sobre los ratones.

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