El término resiliencia se utiliza muy a menudo en el ámbito psicológico, aunque es adoptado también a muchos otros campos y circunstancias, ya que hace referencia la capacidad que tiene algo o alguien para recuperar su estado inicial cuando ha sido sometido a una perturbación o dificultad.

Esta palabra proviene del inglés ‘resilience’ y del latín ‘resiliens’, que significa ‘saltar hacia atrás’, ‘rebotar’ o ‘replegarse’.

Concretamente, la Real Academia Española define la resiliencia como la «capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos».

Esta acepción de la palabra que se usa en el ámbito psicológico para referirse a personas que, a pesar de vivir situaciones difíciles, saben adaptarse y mantener una buena salud mental.

Otra de las acepciones de la RAE se refiere a la resiliencia como la «capacidad de un material, mecanismo o sistema para recuperar su estado inicial cuando ha cesado la perturbación a la que había estado sometido».

Esta otra definición se aplica a muchos otros ámbitos y campos. Un ejemplo es el «plan de recuperación, transformación y resiliencia» que ha aprobado recientemente el Consejo de Ministros. En este caso, la palabra resiliencia hace referencia a la «reconstrucción rápida de la economía» tras la dificultad que ha supuesto la crisis causada por la pandemia de la covid-19 en numerosos sectores.

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