Cada año se detectan en España 1.500 casos de cáncer infantojuvenil. De ellos, 1.100 afectan a niños de entre 0 a 14 años y 400 a mayores de 14. En la actualidad, la supervivencia en nuestro país es del 82%. A pesar de ello, el diagnóstico es siempre una situación muy dura de asimilar y tiene un enorme impacto psicológico en la vida del niño/adolescente y de su familia, de ahí que los expertos se reafirmen en la necesidad de buscar formas de apoyo y orientación que puedan ser de ayuda en este proceso.

“Las exigencias para adaptarse a la enfermedad y el tratamiento constituyen una fuente de estrés continua que puede provocar un enorme sufrimiento psicológico y desgaste, así como una reducción de la calidad de vida”, señala desde su web el Consejo General de la Psicología de España (COP).

Por su parte, desde la asociación Recurra Ginso insisten el los numerosos desafíos a los que se enfrentan los pacientes jóvenes y sus seres queridos para asimilar el diagnóstico y afrontar la enfermedad. “A los niños hay que explicarles qué supone la enfermedad y las posibilidades de tratamiento, así como las esperanzas reales. Con respecto a los padres, hay que intentar rebajar la angustia, la ansiedad, y dar respuesta a las múltiples preguntas”,

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