Estamos ya acostumbrados de escuchar cierto tipo de mensajes sobre salud y bienestar mental que predican que la felicidad es una cuestión de actitud, y que el camino hacia ella no es otro que proponérnoslo. Es lo que se conoce como ‘positividad tóxica’.

Para quienes de verdad conviven con condiciones psiquiátricas como los trastornos depresivos o los de ansiedad, este tipo de retórica puede resultar muy dañina, porque en cierto modo les carga con la culpa de un malestar de naturaleza médica. Y, especialmente, para aquellas personas cuya afección está provocada o condicionada por situaciones difíciles que escapan a su control.

«Nuestro padecer psíquico no puede aislarse del contexto»

Desigualdad, pobreza, enfermedad, maltrato, discriminación… Quienes tienen que lidiar cada día con este tipo de males se encuentran, lógicamente, en especial vulnerabilidad a nivel psiquiátrico. «Es muy poco probable que, en ciertas condiciones, no se produzcan en quienes las sufren algún tipo de problema de salud mental«, señala a 20minutos Edgar Cabanas, doctor en psicología, profesor e investigador en la Universidad Camilo José Cela y autor de Happycracia, obra que desgrana la «ciencia y la industria de la felicidad». «Desde malestares más genéricos hasta problemas específicos como síntomas depresivos o de ansiedad», añade.

«Claramente, son circunstancias que tienen un impacto en la salud mental de las personas,

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