Un grupo de investigadores de la Clínica Mayo (Estados Unidos) ha encontrado que los pacientes con trastorno depresivo mayor y un historial de intentos de suicidio poseen una serie de biomarcadores distintivos que se correlacionan con su respuesta a la terapia con antidepresivos.

El descubrimiento, publicado en el medio académico Frontiers Pharmacology abre la puerta al desarrollo de estrategias de tratamiento individualizadas y a la identificación temprana de aquellos pacientes con mayor riesgo de suicidio.

Firmas biológicas diferenciadas entre distintos pacientes

La técnica se basa en varias tecnologías conocidas, en inglés, como multi-omics (estudio combinado de ciertos parámetros en el cuerpo humano, como aquellos que tienen que ver con la genética en el caso de la genómica, los metabolitos en el caso de la metabolómica o las proteínas en el caso de la proteómica). Así, los autores emplearon este enfoque para analizar muestras de 350 pacientes diagnosticados con síndrome depresivo mayor.

Dentro de ellas, compararon las de aquellos que no tenían intentos suicidas en su historial y las de los que sí que habían mostrado este tipo de conductas, y encontraron perfiles diferenciados entre los dos grupos en varios de los parámetros analizados, a pesar de que su diagnóstico era idéntico.

Por ejemplo, ambos tipos de pacientes tienen variaciones diferentes en los genes CLOCK y ARNTL,

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