La esclerosis lateral amiotrófica (ELA) es una enfermedad neurológica que daña las células nerviosas de la médula espinal y el cerebro, provocando una pérdida de músculo y una debilidad generalizadas. Aparece sin aviso previo, normalmente entre los 55 y los 75 años, y termina por impedir a la persona afectada comer, moverse, hablar o respirar. Habitualmente, la muerte se produce entre los tres y los cinco años siguientes al diagnóstico.

Durante años, los investigadores han buscado sin éxito encontrar la causa de la patología. Sin embargo, ahora un estudio ha encontrado una relación entre jugar a un deporte determinado y el riesgo de desarrollarla, lo que podría acercar un poco más a conocer sus verdaderos orígenes.

El fútbol americano incrementa el riesgo

No es la primera vez que se identifican factores de riesgo para la ELA. Ya anteriormente se había encontrado que uno de cada diez casos de la enfermedad (que es, por cierto, bastante poco frecuente: afecta a dos de cada 100.000 personas) está relacionado con determinadas anomalías genéticas. También se sabía que tienen mayor riesgo de sufrir la enfermedad las personas que fuman, que están expuestas a ciertos pesticidas, que han sufrido determinadas infecciones, que han sufrido lesiones capaces de impedir la vida diaria en el pasado, que se han sometido a niveles muy altos de ejercicio físico y las que han recibido traumatismos importantes en el encéfalo.

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