A la espera de una deseada vacuna contra la Covid-19, la pandemia del coronavirus ha hecho a los investigadores poner el foco en fármacos que ayuden a tratar la enfermedad. La hidroxicloroquina es uno de los principios activos que se están probando en diversos ensayos como uno de los medicamentos potenciales para la Covid-19. La OMS lo incluye además en su lista de tratamientos experimentales prioritarios.

Por ejemplo, la hidroxicloroquina es uno de los principios que se utilizan en el marco del proyecto Discovery en varios países europeos, entre ellos España.

Este compuesto se usa para tratar la malaria y diversas enfermedades autoinmunes, como el lupus eritematoso y la artritis reumatoide.

No obstante, organismos como la Asociación Americana del Corazón o el Colegio Americano de Cardiología han advertido en sus últimas recomendaciones sobre los riesgos del uso de este fármaco en dosis altas a nivel cardiovascular.

Otra institución estadounidense, la prestigiosa Clínica Mayo, aseguraba en marzo en un comunicado que la hidroxicloroquina y la cloroquina «tienen un riesgo conocido —o posible— de inducir arritmias ventriculares y muerte cardíaca repentina.

Según la Clínica Mayo, a nivel celular, este tipo de medicamentos «obstruyen uno de los canales fundamentales del potasio que controlan el sistema de conducción eléctrica del corazón. Esa interferencia aumenta la posibilidad de que el ritmo cardíaco degenere en latidos cardíacos peligrosamente erráticos que terminan en muerte cardíaca súbita».

Además, la Biblioteca Nacional de Medicina de EE UU señala, entre otros efectos secundarios de la hidroxicloroquina, el dolor de cabeza, los mareos, la pérdida del apetito, malestar estomacal, diarrea o dolor de estómago, vómitos y sarpullido.

En Francia, el Centro Hospitalario Universitario (CHU) de Niza suspedió unas pruebas con hidroxicloroquina y azitromicina —otro compuesto con el que se suele combinar— en una paciente con covid-19 que tuvo complicaciones cardíacas después de tomar ambos medicamentos.

Según ha explicado el doctor Émile Ferrari al diario francés Nice-Matin el pasado 7 de abril, «cuando la hidroxicloroquina se administra sola, el riesgo cardiaco es muy bajo. Pero la azitromicina que se prescribe en combinación con la hidroxicloroquina contra la Covid-19 también propicia estas anomalías. El riesgo cardiológico se potencia, con mayor razón, si hay otros medicamentos asociados que tienen el mismo efecto indeseable, si la oxigenación de la sangre no se realiza bien o si el potasio en la sangre es bajo».

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