VOY A CONTARLES una historia extraordinaria. Se parece a otras muchas, demasiadas, en que probablemente ustedes no la creerán. Se parece todavía más en que es auténtica.
Esta historia tiene tres capítulos, ordenados por una intensidad que no respeta la cronología. La protagonista del primero es la maestra de Tomiño Josefa García Segret, detenida en julio de 1936 y condenada a muerte en Tui, Pontevedra, poco después de que su marido, también maestro, sea paseado —ejecutado sin juicio previo— en Mondariz. En este momento su destino se cruza con el de un médico de prisiones, Darío Álvarez Blázquez, que diagnostica que está embarazada para intentar salvarle la vida. No se trata solamente de un gesto generoso. Es una acción heroica, porque apenas han pasado seis meses desde que el padre del médico, el también doctor Darío Álvarez Limeses, fuera fusilado por pertenecer a Izquierda Republicana y apoyar la breve resistencia antifascista en Tui. Su hijo honra su memoria al intentar conseguir un indulto para la maestra, porque no se puede fusilar a una mujer encinta. El 2 de junio de 1937, al creerse descubierta, Josefa escribe al doctor Álvarez Blázquez una carta conmovedora, pidiéndole que tanto él como el doctor José Abraldes, que confirmó el falso diagnóstico, mantengan su versión. Ella está decidida a simular un aborto tan ficticio como su embarazo y en efecto, así sale adelante. Días después, un bulto de toallas impregnado de sangre menstrual es bautizado dentro de una caja de zapatos y enterrado a continuación. Josefa logra que le conmuten la pena por ocho años de prisión y Darío nunca quema su carta, aunque ella se lo pida expresamente en el texto.
El protagonista del segundo capítulo es el teniente de navío Joaquín Valera de Eguilaz. Sentenciado a muerte en los días que suceden al golpe, él también salva la vida gracias a una heroica mentira de Darío. Condenado por haber participado en los actos de apoyo a la República que tuvieron lugar a bordo de la cañonera Cabo Fradera, cuando su condena se permuta por 20 años de cárcel ni siquiera sabe que lo ha conseguido gracias a que el doctor Álvarez Blázquez,