El mundo finalmente está despertando ante la amenaza planteada por una de las enfermedades más subestimadas de nuestro tiempo. El pasado mes de septiembre, la Asamblea General de las Naciones Unidas fue la sede de la primera reunión de alto nivel en la historia sobre tuberculosis, con el objetivo de explorar opciones para la erradicación. Pero, a pesar de todo lo bienvenida que es esta nueva actitud global, la realidad sigue siendo que el camino para vencer a la dolencia empieza en África.

La tuberculosis sigue siendo una de las epidemias más letales en África hoy en día, y un cuarto de todas las muertes por la enfermedad en el mundo ocurre allí. En 2016, unas 417.000 personas en el continente sucumbieron a la enfermedad. Brotes recientes del bacilo resistente y extremadamente resistente a múltiples medicamentos en Sudáfrica, Mozambique y Ghana podrían elevar aún más el total de muertes anuales. Estos bolsones de la bacteria, hoy completamente inmune al tratamiento antimicrobiano, implican que el desafío de la erradicación global se ha vuelto aún más desalentador.

Parte del motivo de la persistencia de la tuberculosis es la vulnerabilidad de las poblaciones a las que infecta. Está entre los principales responsables de la muerte de las personas VIH positivas y es la causa del fallecimiento de alrededor del 40% de quienes mueren con este virus. Esto también plantea peligros para los pacientes que no están infectados, especialmente aquellos con sistemas inmunodeprimidos, niños pequeños y bebés.

La erradicación también es difícil porque la tuberculosis es una bacteria sumamente contagiosa que se propaga por el aire. La gente que vive y trabaja en espacios cerrados —como los mineros, los presos, los migrantes y los refugiados— sufren las tasas más altas de infección. Finalmente, como la prevalencia de la tuberculosis está estrechamente asociada a la pobreza y a la marginación social, llegar a quienes están más en riesgo no siempre es tarea fácil.

Las enfermedades infecciosas no tienen fronteras y, en la medida que los países africanos profundicen sus vínculos comerciales y crezca la migración al interior del continente,

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