Federico López (Montevideo, 39 años) es supervisor en una plataforma de telemarketing y desde hace unos meses compagina este trabajo con un voluntariado en la asociación Apoyo Positivo. Su labor es esencial: acompaña a personas recién diagnosticadas con VIH en el proceso de aceptación y familiarización con la enfermedad, un camino que él mismo tuvo que recorrer hace tres años. “Al final se acaba convirtiendo en un apoyo mutuo entre personas que están en la misma situación”, dice López. “Independientemente de que tengas un círculo que te apoye, hay que ciertas cosas que las personas que no padecen la enfermedad no van a entender, por eso el apoyo de pares es tan importante”.

¿Cuándo supo que había contraído VIH?

Hace tres años. A diferencia de muchas personas que descubren que tienen el VIH, yo tuve síntomas. Fue como una gripe rara, dolor en las articulaciones y una fiebre que me subía solo a determinadas horas del día. Hice cálculos de fechas por las relaciones que había tenido entonces y me hizo sospechar, así que decidí hacerme las pruebas. Por suerte, lo detectamos muy temprano, empecé el tratamiento y conseguí quedarme en la fase indetectable, en la que aun teniendo el virus estás sano.

Entonces sabe cómo se contagió.

Sí. De hecho, yo contacté con la persona con la que estuve para preguntarle si lo tenía también, me dijo que las últimas analíticas que se había hecho le dieron negativo. Le avisé de que me estaba haciendo pruebas y sospechábamos que el diagnóstico podía ser positivo, y así fue. Él se enteró después de que también lo tenía.

En algunas prácticas sexuales, como las orgías Chem Sex, no mucha gente utiliza el preservativo, ¿se ha perdido respeto a la enfermedad?

Yo creo que sí, pero también porque ya no hay campañas que fomenten el uso del preservativo como antes. Por otro lado, y dependiendo siempre de los gobiernos, la educación sexual parece que va y viene, no hay regularidad ni constancia. Al final, los jóvenes no saben muy bien qué alternativas tienen,

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