Los españoles son bastante más felices que hace seis años. No solo en términos absolutos sino también relativos. Con la salida de lo más profundo de la crisis económica, la satisfacción con su vida alcanza el notable y ha escalado desde 2013 hasta situarse en la media de la complacencia con su día a día que declaran sus vecinos de la Unión Europea.

La razón de fondo es que este aumento de la felicidad de los españoles se debe a su alta satisfacción con la notable mejoría que ha sufrido en los últimos años su vida social -las relaciones personales con la familia y con su entorno-, un cambio permitido por un alivio generalizado en su situación económica, según se desprende de un estudio realizado por Eurostat.

La satisfacción de los españoles mayores de 16 años con los principales aspectos de su vida alcanzó en 2018 un 7,3 sobre 10, justo la misma nota media que dio la mayoría de sus vecinos de la UE. España, de hecho, se coloca en el puesto 12 de 28 entre los europeos más felices, con Finlandia (8,1), Austria, Dinamarca, Polonia y Suecia claramente en la cabeza continental y con Bulgaria (5,4), Croacia, Grecia, Lituania y Hungría en las posiciones más negativas.

No obstante, los españoles, según las contestaciones dadas a Eurostat, han mejorado más el grado de satisfacción con su vida en los últimos seis años que la UE. Han escalado cinco puestos en el ranking, desde el 17 que ocupaban en 2013, gracias que la satisfacción con su vida aumentó cuatro décimas por las tres de la UE, lo que les permitió dejar los puestos medios bajos.

El elemento necesario para lograr el aumento de felicidad que les ha concedido su más rica vida social es la mejora de su situación económica. Todavía tienen un menor optimismo en este aspecto que la media de la UE,

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