El Consejo Interterritorial del Servicio Nacional de Salud de España se ha convertido en un verdadero galimatías en el que más allá de los consejeros del ramo -y solo en lo referente a lo de su comunidad- nadie fue capaz de explicar en qué estado de la desescalada está cada autonomía, provincia o área sanitaria.

Han pasado solo dos semanas desde el inicio de la aplicación de este plan de hacia la «nueva normalidad» como le denomina Pedro Sánchez, pero ya hay una España a tres velocidades y media que va desde las islas que pueden ir a tomar el sol a la playa o a disfrutar de un restaurante a las grandes ciudades que siguen sin poder bajar a la terraza a por una cerveza: Fase 0, 1 y 2. Y 0,5.

Según fuentes presentes en la reunión telemática que el titular de Sanidad, mantuvo con los consejeros, el propio Salvador Illa no lograba aclararse ayer con la situación de todas las regiones, después de que el propio Gobierno haya decidido enmendar su propio plan y admitir fases intermedias que no figuraban al principio (como las establecidas para Madrid, Barcelona y parte de Castilla y León) o haya dado potestad a algunos ejecutivos autonómicos, como el del País Vasco, para que fijen su plan de desescalada por libre.

El mismo Gobierno que al principio prometió que la provincia iba a ser la base inamovible de la desescalada, este lunes escuchó como Valencia, que antaño había conseguido desconfinarse por zonas sanitarias, quería volver a la provincia (incluso a la comunidad como unidad), mientras Castilla y Léón seguía sin considerar esa opción.

Andalucía, por su parte, a pesar de los más de 500 kilómetros que le separan de este a oeste, reclamó ser tratada por igual y que Málaga y Granada no se quedaran atrás y pasaran a la fase 2 con el resto de la comunidad,

 » Leer más