Lo dice el refranero español: «Agua y sol, tiempo de caracol». Como para este animal, los rayos solares también son importantes para nosotros: los necesitamos para fabricar vitamina D.

Es curioso que, a pesar de que en España se disfrute de muchas horas de sol, un tercio de la población podría presentar deficiencia en vitamina D. Además, más del 90 % de los españoles toma menos vitamina D de la recomendada.

Debido a la situación de confinamiento, puede que algunas personas apenas reciban rayos de sol. Esto podría tener consecuencias para su salud, aunque prever estos efectos es tan difícil como predecir la duración del actual estado de alarma.

Fuentes de vitamina D

La piel produce este micronutriente gracias a los rayos UVB del sol, pero también podemos obtenerla a través de la alimentación. En ambos casos, para poder funcionar correctamente en el organismo, debe pasar primero por unos retoques en el hígado y en el riñón.

Entre los pocos alimentos que contienen vitamina D encontramos el hígado, los huevos o los pescados azules. Sin embargo, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición recomienda evitar o limitar el consumo de peces de gran tamaño con alto contenido en mercurio, incluidos el pez espada, el atún rojo, el tiburón y el lucio.

Funciones de la vitamina D

El papel de la vitamina D en la salud ósea es conocido desde hace años. Favorece la absorción del calcio en el intestino y se utiliza para muchos procesos biológicos.

Además, este micronutriente es necesario para el crecimiento y desarrollo de los huesos en los niños. También ayuda, junto al calcio, a reducir la pérdida de mineralización ósea en mujeres posmenopáusicas.

La vitamina D también está implicada en otras funciones biológicas. Los músculos, el sistema inmunitario, el metabolismo del fósforo y los dientes son algunas de sus dianas.

Consecuencias de la falta de vitamina D

Los huesos son los principales afectados cuando hay deficiencia de vitamina D.

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